No tinc ni una idea que em rondi ara pel cap

però sento que compondre és un deure obligat.

No em toca cap dels pètals que sempre he buscat

però corro entre la gespa, el camp, i el blat.

No sento l’enyorança ni el plor d’aquell retrat

que tantes, masses hores, tenia al front gravat.

No penso en les espines clavades del passat.

Quan s'ha acabat la tija, una rosa m’he trobat.

No sé perquè comença, cada vers, un mot negat

si, en realitat, m’inunda el cos la positivitat.

Prometo

Prometo que estas son las últimas palabras

que brotan del último suspiro que expira

mi esperanza.

Prometo que jamás se entreverá tu nombre

entre mis letras, aunque así queden huecas

de razón.

Prometo que no habrá más lágrimas en ojos

de mis hojas, ni enojos mareando mis afluentes

rojos.

Prometo que estos son los versos que ultiman

nuestra historia. Mi último poema que muere

en tu memoria.

Prometo que hice todo lo que pude para

salvar un alma que elude el cielo eterno

protegida en el infierno.

Prometo que el mayor de mis méritos

fue olvidar mis tiempos más

pretéritos.

Prometo no enturbiarte el camino,

ni procurar guiarte hacia un placer

divino.

Prometo que la venda de Cupido

ciega menos que tu alma haber

vendido.

Prometo no sangrar por cada lanza

que aun escupe tu rencor.

Prometo no escuchar ninguna danza

que bailes por desamor.

Soneto II

¿Qué hacer cuando aquella mujer caliente,

que heriste en un pasado inoportuno,

cubre su hoguera en un vidrio tuno

helando tu mano en un frío hiriente?

¿Qué hacer si le hablas, sutil, a la luna,

pidiéndole las más bellas estrellas,

y sólo vuelve el eco, sin dejar huellas,

vestido de negro y formando una cuna?

Sólo me queda esperar; que mi pecho

retome, otra vez, su rumbo y aviva

mi ardiente llama, dejando en el techo

morir, imperfecta, una chispa ilusiva,

y así abandonar, por fin, el acecho

de un sueño navegando a la deriva.

¿Puedes o quieres?

Puedes perseguir grandes fortunas,

escribir mil y un discursos,

poseer otros tantos territorios

y repartirlo entre tus cunas.

Puedes exprimir tu mente

en busca del mayor engaño,

que encarcele a la gente,

sin pensar en el daño.

Puedes proliferar el oro

apropiándote de falsas amistades.

Puedes evadir el lloro

pero no las realidades.

Quiero perseguir grandes mensajes

escribiendo mil y un versos,

poseer amor eterno

y repartirlo entre las carnes.

Quiero exprimir mi corazón

en busca de un gran viaje

que encarcele una mujer

en un paraíso de locura y de razón.

Quiero proliferar mi sangre

ganándome a la gente.

Quiero evadir la tristeza

hallando, en mi alma, la riqueza.